Peleas entre hermanos

Las peleas entre hermanos son habituales en todas las casas desde el instante en que nace el menor de ellos, y desde esos primeros momentos tienen que aprender a compartir no solo sus juguetes, sus cosas, los libros, la ropa cuando son algo mayores, sino algo mucho más importante y menos tangible, la atención de sus padres. 

Los padres deben entender que es normal hasta cierto punto que se peleen pero deben poner un límite y establecer en qué punto se corta la disputa.

Y es que no importa la edad que tengan pero en la mayoría de las ocasiones los hermanos siguen luchando por conseguir atención extra de los padres. Aunque según crecen cambian los motivos de disputa.

Es fundamental que los padres nos paremos a observar no solo cuál es la conducta de cada uno de los hermanos (dónde están, con quién, qué hacen, qué dicen..), sino también la respuesta de los padres (qué hacen, qué les dicen, qué palabras emplean, cómo lo dicen).

Lo que pasa en muchas ocasiones es que con la pelea están obteniendo una atención extra, lo que refuerza esa conducta, que es justamente lo que ellos querían.

Errores típicos que cometemos ante las peleas entre hermanos:

  • Los padres no deben caer en la trampa de pensar que por el hecho de que dos hermanos se peleen, uno sea el bueno y el otro el malo.
  • En muchas familias, estos roles de bueno y malo están establecidos. asumiendo que uno es el bueno siempre y otro el malo. Así, es normal que cada hijo actúe según el rol asignado. Lo habitual es que las disputas se originen por parte de los dos y que se estén provocando mutuamente.
  • Etiquetar a nuestros hijos solo nos conlleva a que ellos se habitúen a ese adjetivo y que lo viva de tal manera que sepa que no lo va a cambiar porque ya se le ha etiquetado de otra forma.
  • Etiquetando a nuestro hijo no le estamos dando la oportunidad de que cambie su conducta y de demostrar que se puede portar bien.
  • No culpabilizar a un solo hijo diciéndole que es el malo, sino hay que dejarles claro que no se están portando bien y, por supuesto, decírselo a todos los hijos por igual.
  • Por mucho que creamos que uno de los hermanos es el bueno y que no tiene la culpa, cuando se esté portando mal se lo tenemos que hacer notar.

 

 

PASOS PARA EVITAR PELEAS ENTRE HERMANOS

  1. Explicarles que en casa no se admiten peleas y que tienen que aprender a solucionar los conflictos sin agresividad y por sí mismos.
  2. Ante una pelea, los padres establecerán el momento de pararles o prestarles atención.
  3. Un buen momento para esto, puede ser cuando empiecen a gritar, a pegarse o a insultar.
  4. El objetivo de los padres no tiene que ser saber qué ha pasado e indagar y preguntar a cada uno su versión de los hechos, porque de esa forma entramos a formar parte de su pelea, y lo que lograríamos sería alargar más la disputa.
  5. Recordarles y decirles, como habíamos acordado que no se admiten peleas en casa y que no queremos saber qué ha pasado y separarles un rato (el tiempo siempre va a depender de la edad de los niños; con los más pequeños 5 minutos pueden bastar) y explicarles que les separamos porque nos han demostrado que no saben estar juntos.
  6. Al pasar el tiempo establecido, les dejamos que vuelvan a jugar para darles la oportunidad de volver a portarse bien, y lo que es más importante, que aprendan a arreglar entre ellos sus diferencias y a estar juntos.

Los padres deben observar tanto a los hermanos mientras se pelean como a ellos mismo para ver como están actuando. Esto nos dará muchas pistas sobre los errores que cometemos y nos daremos cuenta de que las cosas no son blanca o negras y de que no hay un hijo bueno y un hijo malo.

Aunque hay niños más activos o más agresivos que inician de normal las peleas, no podemos dar por sentado que siempre sean los culpables. Debemos darles la oportunidad de portarse bien. 

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