Rabietas

Las rabietas son habituales a partir de los 2 años. A esta edad, los niños todavía se muestran muy dependientes de sus padres y controlan poco sus impulsos. Las rabietas forman parte del proceso normal de desarrollo de un niño.

Evolutivamente, en torno a los dos años de vida los pequeños pasan por una fase de autoafirmación personal, en la que parece que su respuesta favorita sea NO. Lo que pretenden es probar a sus padres o cuidadores y demostrar que son más autónomos, que ya no son bebés.

Generalmente entre los 2 y los 4 años de edad, muchos niños atraviesan por épocas de rabietas. Estas consisten en lloros, gritos y pataleos fuertes ante cualquier situación que no esperaban o no es de su agrado o ante la frustración de algunos de sus deseos. La duración de esta época de rabietas y la intensidad de las mismas depende mucho del carácter de cada niño.

Es a esta edad cuando empiezan a definir su carácter, empiezan a tomar algunas decisiones básicas y tienen ya muchas preferencias, por lo que empiezan a tomar consciencia de su identidad. Por lo tanto, a esta edad las rabietas son normales, pero lo que debemos evitar es que una fase por la que todos los niños pasan se convierta en un problema.

QUÉ HACER ANTE UNA RABIETA

  • Ante todas las rabietas, los padres siempre deben mostrar mucha serenidad y comprensión.
  • El niño de 2-4 años no sabe salir de su enfado o de su rabieta, por eso deben ser los padres los que deben pararse a observar cuál es su reacción, no hacerle caso ante una pataleta, gritos o lloros y al cabo de unos minutos, cuando el llanto disminuya, ofrecerle un juego o una actividad sugerente.
  • La actuación de los padres o cuidadores debe ser inmediata, no ceder, mantenerse en su decisión y retirar la atención del comportamiento que está haciendo el pequeño.
  • Los padres deben ponerse en el lugar del pequeño y deben de entender las rabietas como frustraciones que los niños no saben expresar de otra forma mas adecuada debido a su inmadurez y a que no tienen las suficientes herramientas para poder comunicar bien lo que le pasa o lo que siente.
  • Hay que dejarles muy claro que cuando se comportan así no van a conseguir lo que quieren.
  • Hay que intentar que no acaparen la atención del adulto, ya que muchas veces aunque no consiguen su objetivo lo que intentan es tener una atención constante de sus padres y para los niños puede ser esto más valioso que aquello por lo que lloraban.
  • Desde las primeras rabietas, los niños deben sentirse acompañados, escuchados y respetados cuando expresan sus opiniones y sus deseos aunque sean diferentes a los de sus padres. Y son los padres o con ayuda de profesionales que deben enseñar al niño esas herramientas que le permitirán manejar sus emociones de una manera equilibrada.
  • Es bueno ofrecerles alternativas cuando no sea posible cumplir con sus expectativas. rabietas

LO QUE NO HAY QUE HACER

Muchos padres se desesperan intentando que sus hijos entiendan la situación con grandes charlas y explicaciones sobre el por qué de las cosas, de su orden. De esta forma, solo están consiguiendo que su hijo obtenga la atención y que además el pequeño no atienda al discurso, porque su propio desarrollo evolutivo se lo impide, se le queda muy grande y ha desconectado de la explicación que le están dando.

Así, será mas difícil reorientar la conducta del niño mostrándose serenos e intentando retirar la atención y utilizando un poco el sentido del humor.

Si a pesar de poner en prácticas estas pautas, consideras que no puedes controlar las rabietas de tus hijos o consideras con son muy recurrentes y exageradas, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. La psicóloga especializada en la infancia podrá evaluar el caso y dotaros de las mejores herramientas para conseguir que las rabietas desaparezcan.

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