Sobreproteger a los niños.

Sobreproteger a los niños engloba todas las acciones encaminadas a cobijar y garantizar su crecimiento, salvaguardándolo de los posibles riesgos a los que los niños puedan estar expuestos con el fin de que sean inmunes a todo tipo de sufrimiento. La sobreprotección se produce cuando los padres no dejan crecer a sus hijos ni dejan que desarrollen su propia autonomía.

Ejemplos de sobreproteger a los niños podría ser: Situaciones en las que los niños no saben resolver un problema porque siempre están sus padres para resolverlo, ni intentan aprender a atarse los zapatos porque ya están sus padres para hacerlo, no saben vestirse, ducharse ni comer solos porque sus padres se lo hacen todo para ir más rápidos, para que no se manchen…

Pero muchos padres no saben que sus hijos con 4 o 5 años ya  son capaces de hacer todo esto, incluso de poder tomar algunas decisiones.

La sobreprotección de muchos padres se origina por miedos que puedan tener a determinados riesgos futuros como un accidente, un fracaso, una adicción, etc. de sus hijos. Aunque también existe una tendencia social inclinada a cobijar extremadamente a los hijos y a intentar que no fracasen ni les ocurra nada malo.

LAS CONSECUENCIAS DE SOBREPROTEGER A LOS NIÑOS

1. Niños más inseguros y torpes. Evalúan los ambiente nuevos y si no les genera la suficiente confianza optan por inhibirse y no actuar. Muestran poca seguridad en sí mismo y esto les hace tener una baja autoestima. 

2. Niños con un exceso de confianza en factores externos. Crecen sintiendo que en todo momento tienen a alguien para que se lo hagan todo, y piensan que eso va a ser así siempre.

3. Niños menos maduros y con menos responsabilidades. No asumen ningún tipo de responsabilidad para su edad, incluso cuando son más mayores y viven fuera de casa, existen muchos padres que intentan ocuparse todavía de temas que forman parte de las responsabilidades de sus hijos (hacerle la matricula de la universidad, hacerle la compra y limpieza de su piso…). Así, ante decisiones y cuestiones importantes, los hijos no terminan de asumir su implicación porque siempre han sido sus padres los que han asumido todas las responsabilidades.

4. Niños que se ven diferentes. Cuando llega la adolescencia, muchos de los niños sobreprotegidos perciben que están siendo dirigidos constantemente, se ven diferentes ya que no se identifican con sus amigos y por lo tanto, se oponen frontalmente a sus padres.

5. Niños que actúan por los demás, no por ellos mismos. Los niños acaban haciendo casi todo lo que pretenden los padres. Así, muchos niños que realizan determinadas actividades extraescolares por decisión de los padres, con el edad llegan a consolidar la idea de que lo que hacen no lo han escogido ellos y todo ese tiempo lo han realizado únicamente por sus padres. Esto genera mucha frustración.

sobreproteger a los niños

CLAVES PARA ESCAPAR DE LA SOBREPROTECCIÓN

  • Eliminar los miedos irracionales. Tener miedo a los riesgos que rodean a los niños desde que nacen es natural, adaptativo y positivo porque este miedo ayuda a protegerlos los primeros años de vida, pero a medida que los niños se hacen mayores y adquieren la capacidad de desenvolverse por sí mismos, esos miedos deben ir disminuyendo. En cambio, los miedos irracionales aumentan a medida que pasa el tiempo, incluso se extienden a circunstancias en que no hay riesgos. 
  • Aprender a calmarse por uno mismo. Los padres que sobreprotegen a sus hijos aprenden sin darse cuenta que mediante conductas de control sobre sus hijos se quedan tranquilos. Deben aprender otras técnicas para controlar sus emociones y estar calmados.
  • Aprender a valorar objetivamente la probabilidad de que ocurra. Muchas veces alguna experiencia personal o cosas que se oyen incrementan el miedo a ciertas situaciones. Hay que ser conscientes de que cuando una información es impactante, muchas veces está magnificada y se le atribuye una probabilidad de que suceda mayor de la que en realidad tiene.
  • Aprender a pensar en el futuro de manera positiva. Los padres deben entrenarse pensando en lo gratificante que será ver a sus hijos enfrentándose a la vida con recursos y con seguridad; y para ello deben probar, equivocarse y aprender de nuevo. Y lo más recompensante a largo plazo será pensar que han estado a su lado para acompañarles y enseñarles.
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